El punto G recibe su nombre del ginecólogo alemán Ernest Grafenberg, quien lo describió por primera vez en 1950. La idea del punto G aún levanta discusiones por su dificultad de localizarlo en algunas mujeres.
La teoría es que en el punto G se reúnen una serie de glándulas, vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas alrededor de la uretra femenina. En realidad no estaríamos hablando de un punto localizado si no más bien de una zona más o menos amplia en la parte interior de la vagina .
Aunque el cuerpo humano no es un mapa exacto, en la mayoría de los casos el punto G se localiza en la parte superior de la pared vaginal a unos tres o cuatro centímetros de la apertura vaginal , justo detrás del hueso púbico. Para orientarse, si se imagina un reloj en el cual el clítoris se encuentra a las doce en punto, el punto G está en algún lugar en el interior de lavagina entre las once y la una.
El punto G es muy difícil de localizar si la mujer no está excitada aunque se puede llegar a sentir como una pequeña prominencia o pliegue. Al estimularse se puede hinchar hasta alcanzar el tamaño de una moneda que sobresale de la pared vaginal. Algunos sexólogos opinan que el mejor momento para localizarlo es a los pocos momentos del orgasmo puesto que entonces es más grande y mucho más sensible.
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